No necesité reflejos ni oráculos
que anunciaran la llegada.
Fui el anverso de tu imagen.
Sometí los pasos a tu estancia.
No necesité arrimar leños a fogones.
La pasión se daba sin juegos
-la escalera real era ensueño
cuando admirabas mi cuerpo
ausente de palabras-
No necesité la foto entre las manos
para recorrer los hoyos de tu cara
ni cerrar los ojos para ver
la figura prohibida en las mañanas.
Elisabet Cincotta
No necesité la foto entre las manos
para recorrer los hoyos de tu cara
ni cerrar los ojos para ver
la figura prohibida en las mañanas.
Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados