sábado, marzo 28, 2009

LUCIRÉ


redondearé tus bordes eternos
bordaré punto cruz las heridas
seré nómade de profundidades
y sedentaria de tu estilo

emulsionaré el cuerpo con mieles
-maduro andar sobre las pupilas-
arrinconaré paisajes de luna/
perfumes de mares/
silencio de arena

cerraré un libro añejo
beberé vinos de mi tierra
luciré -caballero sin nombre-
el atavío de amor que nos unió algún día

y allí en la perfecta cima
con un no menos perfecto arco iris
rendiré honores a aquello que fue
y que -a pesar de ambos- persiste

Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados

DIVAGA


Hay ojos miel en campos de recuerdo,
brisa primaveral en un mayo ceñido de estrellas,
calidez en la mirada.

Sostener el amor entre rupturas de rutina.

Divaga la mente por tu rostro.
La pena huye en esta noche con aromas:
sinfonía de nostalgia.


Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados

sábado, marzo 14, 2009

DÍAS

Hay días, como este, en que se agrupan los recuerdos, la memoria fluye y los por qué sacuden el pensamiento.

Días en que la irremediable acción cambia el producto, ya no existe el amor que hubiese vencido los sin respuesta.
Días soleados cuando un horizonte otoñal desvela veredas en ocres. Días sin grito, ausentes de llanto.

Hay días, como este, donde se ha perdido la oportunidad de amar de nuevo... ¿sólo por amor o cobardía?

Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados

viernes, marzo 06, 2009

QUÉ ASOMA

Qué asoma la madrugada
sobre laberintos mustios.

Qué día perpetua lontananzas
si un suspiro evade la nostalgia del azul.
El cielo austero envidia la pollera
que duerme en la silla
-en la almohada descansan sueños-

Ella observa guirnaldas de ilusiones
que mecen estrellas a lo lejos.

Qué respira la fragancia
del sudor inexistente
si al tantear sus manos
ásperas el sol enmudece.

Allí está al borde de la huella
sumida en amores que no fueron.
Ve amanecer. Con lúgubre sonrisa
besa el rocío en despedida.

Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados

miércoles, marzo 04, 2009

SOY AQUELLA


Soy aquella
que rompió las escrituras,
acomodó los tiempos a los tuyos,

la que entró sin cautela a tu vida
y sembró de pétalos la estancia.

Soy la que vio amaneceres
en un lecho,
velo sueños de despedida.

Soy aquella.
La otra.
La viajera
que llegó tarde
y se fue temprano
de tu vida.


Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados